Postura de AFFUR sobre “Una nueva gestión para una Universidad en movimiento”

18 de Setiembre de 2023

PARTE 1: ESTE DOCUMENTO ANALIZA ÚNICAMENTE LO QUE VA A CONSIDERACIÓN DEL CDC DEL 19 DE SETIEMBRE DE 2023

1) Los tiempos en que se discute la propuesta:

De urgente consideración

El Consejo Directivo Central resolvió el 22 de agosto de 2023 un cronograma para el tratamiento de los diversos aspectos considerados en la propuesta, de acuerdo al siguiente detalle:

  • Incluir en el orden del día en la sesión del 19/09/2023 el tratamiento de las propuestas vinculadas a la creación de prorrectorados y de un nuevo prorrectorado de Desarrollo institucional.

  • Incluir en el orden del día en la sesión del 31/10/2023 el tratamiento de la propuesta vinculada a la asignación de atribuciones y descentralización de capacidades en las Áreas.

  • Incluir en el orden del día de la sesión del 28/11/2023 el tratamiento de la propuesta relativa al gobierno, organización, funcionamiento y cometidos del «Campus Luisi Janicki – Pioneras Universitarias» y demás pendientes de la propuesta.

El documento original del Rector está fechado en Julio de 2023, e ingresa por primera vez a consideración del cogobierno universitario en el CDC del 8 de agosto de 2023, bajo el título: «Una nueva gestión para una Universidad en movimiento. El Señor Rector expondrá en Sala”

Es bastante novedosa la forma en que se está discutiendo en la Udelar una transformación tan profunda como la que plantea el Rector Arim, sin un debate previo y amplio de los distintos colectivos universitarios. Recordemos todas las instancias de debate que hubo en la reforma que impulsó el ex Rector Arocena, que culminó con muchas transformaciones estructurales.

Se aplica ahora una fórmula de discusión a máxima velocidad, cual si fuera una propuesta de “urgente consideración”.

Se elige, además, un momento bastante inoportuno para dar este tipo de discusiones, cuando los colectivos universitarios estamos abocados a la lucha por la Rendición de Cuentas.

Desde nuestra perspectiva la discusión sobre la gestión universitaria es una discusión profundamente política que no se puede desarrollar a las apuradas. El proceso de discusión en el cogobierno insume tiempo, y de ahí proviene su riqueza, porque profundiza la democracia. La alternativa a ello es adoptar el modelo de gestión de las universidades privadas, el gerenciamiento, una receta que ya ha probado ser negativa para la gestión pública.

En este sentido, consideramos que debe otorgarse más tiempo para resolver acerca de lo que está planteado para el CDC del 19 de septiembre, ya que los distintos colectivos del cogobierno universitario, y los sindicatos no docentes, debemos poder desarrollar aunque sea un mínimo proceso de discusión interna, que nos permita analizar con serenidad propuestas que seguramente impactarán fuertemente en el futuro de nuestra Universidad.

2) Sobre la propuesta de creación de los prorrectorados:

Gerencialismo vs. Cogobierno

Donde manda prorrector, no manda comisión

El documento plantea: Se propone la creación de los Prorrectorados como ámbito organizativo; hoy formalmente solo existen los cargos de prorrectores. Esto implica abandonar el formato de comisiones como órganos ejecutores, transformando su institucionalidad en ámbitos de estudio y asesoramiento para la toma de decisiones, sin autoridad jerárquica sobre otras unidades organizativas”.

Es curioso como en la brevísima argumentación que se hace para justificar la propuesta de creación de los “Prorrectorados” como ámbitos organizativos, ya de entrada se formula la contraposición con otra concepción a la que habría que superar, la cual se identifica como la del “formato de comisiones como órganos ejecutores”.

Pero: ¿por qué habría que abandonar esta concepción? Esto es algo que no se explica en el documento, y simplemente se da por sobreentendido que tal tipo de funcionamiento es, supuestamente, malo.

En este sentido creemos válido preguntarnos: ¿cuáles son las comisiones que actúan como órganos ejecutores? Y más específicamente: ¿por qué actúan como órganos ejecutores? ¿A qué necesidad responde este funcionamiento? Es decir, ¿qué necesidades satisface esta forma de funcionamiento? Finalmente: ¿qué consecuencias tendría alterar esta forma de funcionamiento?

Quizás no haya respuestas genéricas, quizás en algunos casos se justifica este funcionamiento, y en otros no, pero debería ser algo que pudiéramos analizar pormenorizadamente, caso a caso, y no al barrer.

Además: ¿a qué comisiones específicamente se refiere el documento? Porque una cosa es una “comisión central” y otra una “comisión directiva”. Las comisiones directivas dirigen servicios, como sucede por ejemplo con la Comisión Directiva de Bienestar Universitario, la cual es una de las que se propone eliminar en el documento.

¿Qué novedad traería la figura de los “Prorrectorados”?

La propuesta señala la diferencia entre la figura del “Prorrector” actual y la del “Prorrectorado” que se propone crear.

La nueva figura del “Prorrectorado” se integraría de la siguiente manera: “Los prorrectorados estarán integrados por al menos una comisión sectorial y un prorrector”.

Pero la comisión sectorial se define como un organismo que sólo tiene una función de asesor. Dice el documento: “Las comisiones sectoriales, por tanto, se transforman en ámbitos colectivos –con integración cogobernada- especializados en su temática, sin dependencias organizativas a gestionar, retomando su naturaleza de participación y asesoramiento para la decisión”.

La figura del Prorrector se mantiene como un cargo individual, que será “responsable político ante el CDC de las temáticas de su competencia”, y que “presidirá las comisiones sectoriales”.

El documento no deja dudas en cuanto a cómo debe distribuirse el poder en el “Prorrectorado”: “Esta transformación pretende dar claridad a la forma de vinculación de los diferentes actores: las unidades de índole académica o administrativa se circunscriben al prorrectorado -cuyo jerarca es el/la prorrector/a- y forman parte de su estructura”.

La estructura del Prorrectorado remite entonces a una forma de gestión individual a cargo de un Prorrector, que si bien contará con una comisión sectorial asesora, este asesoramiento no será vinculante.

Desde nuestro punto de vista la figura del Prorrector, en este marco que se propone, refuerza un modelo gerencial, vaciando de contenido las instancias colectivas y, en definitiva, deteriorando el rol del cogobierno.

Debemos aclarar que, sin embargo, en la propuesta del Rector se enuncia que se pretende reforzar y defender el cogobierno universitario.

Para comprender esta contradicción entre nuestro análisis y lo que enuncia el Rector, debemos analizar la concepción de cogobierno que subyace en la propuesta del Rectorado. Desde nuestro punto de vista, ésta propuesta pretende plasmar una concepción muy limitada de “cogobierno”, que no responde a lo que históricamente entendimos como tal. Para la propuesta el “cogobierno” pareciera limitarse a la representación de los colectivos en el Consejo Directivo Central.

Como todo pasa por el CDC el cogobierno parecería estar garantizado, y lo que habría que hacer sería desburocratizar el proceso de la toma de decisiones desde su origen hasta su llegada al CDC.

En este modelo los prorrectores tienen la verdadera iniciativa, las comisiones sectoriales cumplen un papel asesor del Prorrector, más bien testimonial, y la discusión verdadera se supone que se da en el CDC.

Se asegura de esta manera un control fuertemente centralizado sobre el proceso de toma de decisiones en los ámbitos centrales, procurando evitar el supuesto caos que significa que, en la multiplicidad de actores de la Udelar, alguna comisión pueda desalinearse de lo que el Prorrector del ramo pretenda, y hacer llegar alguna propuesta no deseada o hacer trascender en la institución alguna opinión discrepante.

Lo paradójico del caso es que todo este afán centralista se hace en nombre de la defensa del cogobierno, cuando en realidad el cogobierno es pluralidad, y las disidencias y discrepancias son el combustible que enriquecen a nuestra Universidad.

En una institución latinoamericana y con grandes carencias económicas como la nuestra, matar a la disidencia y amordazar las opiniones discordes es como matar a la gallina de los huevos de oro, en aras del orden jerárquico.

Para la concepción tradicional e histórica del cogobierno que defendemos, el cogobierno no empieza ni termina en el CDC, sino que es un proceso complejo, democrático y participativo, del cual el CDC es solamente la punta del iceberg, pero que su sustento está en la participación y convicción de miles y miles de estudiantes, docentes, egresados/as y funcionarios/as no docentes, que cotidianamente aportan para la construcción colectiva de la institución.

El verdadero proceso de discusión no se da en el ámbito restringido del CDC, sino en las bases, en las múltiples y diversas comisiones y ámbitos que se han ido creando, muchos de ellos producto de procesos de luchas de los colectivos, que se han cristalizado en la creación de esos ámbitos, que son simplemente el reflejo institucional de procesos de luchas subyacentes.

Cuando una discusión llega al CDC es porque primero hubo un proceso previo, el cual realmente es el más importante y es en el que se da la verdadera participación, donde efectivamente se ejerce la democracia. Defender estos procesos e instancias previas al CDC, que no deben estar tuteladas por ningún jerarca ni Prorrector que actúe como centinela del poder establecido, es parte de las necesidades de la transparencia democrática.

Limitar el cogobierno a la discusión que se da en el CDC es limitar el cogobierno a una propuesta cosmética, absolutamente vacía de contenido democrático.

La propuesta de Rectorado critica el supuesto “isomorfismo” que ha seguido la institución en su crecimiento y desarrollo, el cual sin embargo no es tal, porque se han creado una multiplicidad de comisiones sui generis, acordes a los desafíos que pretenden abordar, generados por procesos de lucha, y que han sido moldeados por la práctica misma.

La propuesta critica el “isomorfismo” pero, paradójicamente, el remedio que pretende aplicar es formatear toda la estructura institucional en base a la misma e idéntica receta de centralizar el poder en los Prorrectores y sus Prorrectorados. Toda estructura diversa que ande por ahí, funcione o no, se pretende eliminar.

Nuestro sindicato no está de acuerdo con un modelo gerencial para la Udelar, pero queremos aclarar que tampoco pretendemos posicionarnos en una visión demagógica o dogmática del tema.

Es posible que este modelo de los Prorrectorados pueda servir para atender algunas funciones centrales, pero en otros casos, como por ejemplo en las políticas de bienestar, salud, género, derechos humanos u otras, no estamos de acuerdo con un modelo tutelado por un Prorrector. Entendemos que en estos casos el Prorrector, como representante del Rector, tendrá que integrarse a la comisión cogobernada respectiva como un miembro más, con voz y voto como los demás, pero sin intermediar una relación jerárquica con la comisión, lo cual claramente atentaría contra el espíritu democrático que debería detentar el cogobierno.

Por lo expresado entendemos que la figura de los “Prorrectorados” no necesariamente debería ser la única forma en que se gobiernen, dirijan o gestionen, todos los organismos centrales.

3) Sobre la propuesta de creación del Prorrectorado de Desarrollo Institucional:

Gestión e innovación

Con relación a esta propuesta entendemos que no es necesaria la creación del nuevo prorrectorado propuesto.

Las funciones principales de la Udelar son la enseñanza, la investigación y la extensión. A ellas se le agrega la función de la gestión, como soporte transversal a las tres funciones sustantivas de la institución.

La función del “desarrollo institucional” debería ser transversal a los cuatro prorrectorados existentes. En todo caso debe plantearse un trabajo en equipo entre estas instancias y Rectorado.

Además, entendemos que sería oportuno crear un ámbito para pensar sobre el desarrollo institucional, y que dicho ámbito sea cogobernado, con participación de una representación no docente.

En lo que tiene que ver con algunos aspectos operativos, entendemos que el nuevo Prorrectorado propuesto se superpone con las funciones que debería adoptar el actual Prorrectorado de Gestión.

Por ejemplo, en la propuesta se plantea que: “Para dar una respuesta institucional clara a la inexcusable necesidad de transformación permanente, así como de generación de espacios y programas institucionales nuevos, se propone la creación del Prorrectorado de Desarrollo Institucional como ámbito responsable de la generación, desarrollo e implementación de nuevos modelos institucionales, programas o proyectos que requieran soluciones innovadoras. Considerando los programas y ámbitos actuales, en dicho prorrectorado se podrán adscribir unidades que actualmente se encuentran en distintas dependencias, para las que una mirada prospectiva e innovadora resulta fundamental de cara a la proyección de la Udelar”.

Nosotros entendemos, desde una perspectiva sistémica, que la “innovación” no es algo que está enclaustrado en algún supuesto lugar, físico o abstracto. La innovación significa renovar, transformar, crear, mejorar las actuales formas en que gestionamos las cosas. La discusión sobre la innovación implica un profundo y detenido análisis y comprensión sobre la forma en que gestionamos actualmente. Solo a partir de esta profunda reflexión y estudio serio de los problemas de la gestión se podrán construir propuestas eficaces, y no meras recetas marketineras pero que sin embargo no solucionan en nada los problemas reales que padecemos.

En suma, para innovar en serio, hay que estudiar en profundidad y con mucha seriedad la realidad actual. Disociar la innovación de la gestión es un error conceptual. Hacerlo nos llevaría a pensar que se pueden proponer ideas descolgadas, como si fueran recetas mágicas, las cuales, en una organización compleja como la Udelar, después son difíciles de evaluar y hacer un seguimiento sostenido a lo largo del tiempo.

La innovación requiere también, además de un arraigo en la gestión, de una continuidad en el tiempo.

Algunas de las funciones que plantea el documento, relacionadas con el desarrollo institucional, serían: “la planificación, el desarrollo estratégico de las TI, el desarrollo territorial, la interdisciplinariedad, la evaluación institucional y acreditación, entre otras afines al desarrollo y prospectiva de la institución”.

La planificación estratégica y el desarrollo de las tecnologías de la información aplicadas a la gestión, son tareas fundamentales que debería realizar el Prorrectorado de Gestión.

De hecho, el cambio conceptual aprobado por el CDC, que cambió la denominación de “Prorrector de Gestión Administrativa”, por “Prorrector de Gestión”, abre la puerta a que se procese un verdadero cambio conceptual en las tareas que debería realizar el Prorrectorado de Gestión, en un sentido más amplio y estratégico, orientado hacia la innovación.

4) Apuntes finales de este primer análisis

La Udelar, como institución compleja, también debe abordar su organización desde una perspectiva de derechos. En este sentido entendemos que el desarrollo de los procesos de negociación colectiva, como marca la ley 18.508, deben desarrollarse de una manera más efectiva y dialogar con los diseños organizacionales encargados de la toma de decisiones.

El desarrollo institucional, para poder ser sostenido y sustentable, debe considerar como estratégico el diálogo social con sus trabajadores/as no docentes, quienes recordemos que no integran el Consejo Directivo Central, más allá de la participación en el CDG.

La negociación colectiva no puede ser menoscabada por la participación de los trabajadores/as no docentes en órganos de cogobierno, ya que ello lesiona derechos laborales. Deben desarrollarse y profundizarse los ámbitos de negociación colectiva, en particular a nivel central, donde existe un considerable déficit al respecto. Entendemos que esta discusión debe tenerse en cuenta a la hora de pensar rediseños organizacionales en la Udelar.