Cabildo Abierto acaba de presentar su proyecto para “restablecer la plena vigencia” de la ley de Impunidad. El mismo general Manini Ríos lo defendió en el Senado cuando planteo que estaba en juego “la vigencia del Estado de Derecho” y la democracia supuestamente atacada por los genuflexos y cipayos sedientos de “venganza”.
Aunque a veces nos parezca difícil de creer, el partido militar y fascista que comanda Manini Ríos, tiene una importante habilidad de elaboración demagógica, con la consecuente generación de agenda política y captación de simpatías desatentas. Ha sido capaz de robarse términos y simbología de sus contrarios para elaborar un discurso que lo presenta como el defensor de la Constitución y la soberanía nacional, de la democracia y el funcionamiento institucional, de la justicia y la paz. Esta habilidad tan distintiva del fascismo no pasa de moda.
Son tan caraduras de plantearse como los defensores de la soberanía por oponerse a los mandatos de la Corte Interamericana de DD.HH. Defender la soberanía nacional es romper los vínculos de dependencia política con la casa matriz en Washington, y repudiar la Deuda Externa para utilizar esos recursos paliando la crisis sanitaria y social.
Son tan demagogos que se embanderan con la democracia y la institucionalidad, cuando están buscando asegurar la impunidad de quienes fueron parte del aparato represivo que instaló y sostuvo la Dictadura, que fue además de sangrienta, un gran robo a mano armada al pueblo, un arrebato de derechos, riqueza y soberanía. La DEMOCRACIA es tanto la igualdad ante la ley, como el respeto y garantías del goce de los derechos políticos y sociales de los individuos. No se agota en ser elector y elegible, sino implica el derecho sociales como la salud, la vivienda y la educación.
La capacidad del fascismo no se limita a apropiarse de discursos y simbologías, va más allá, es capas de marcar el ritmo y la agenda de la política nacional. En momentos de una compleja situación sanitaria debido a la pandemia, de una crisis económica y social agudizada por los recortes del gobierno, es capaz de ponerse en el centro del debate con su propuesta de “dar vuelta la pagina”.
Creo que erramos si entendemos esto como una simple cortina de humo o distracción. La relevancia del planteo esta en que es la expresión más descarnada de la agenda reaccionaria. No es casualidad el planteo en este momento, el mismo Manini reconoció que fue motivado por los procesamientos de militares y “la gota que derramo el vaso” fue el procesamiento de un ex-soldado por haber asesinado a un militante en 1972 que huía de su detención. Los sectores reaccionarios han planteado abiertamente que esta sentencia debilita el axioma de la “obediencia debida” y el principio de “autoridad”, pilares para el funcionamiento del aparato represivo. Ellos son conscientes de la necesidad de la impunidad como elemento de protección del aparato represivo, más aún en momentos de crisis que es cuando pueden convocar al uso de la fuerza de policías y militares. Si no pueden garantizarles la impunidad de los delitos pasados, tampoco podrán prometerles inmunidad futura.
En este escenario es que también arremeten contra el Fiscal General Díaz, acusándolo de politización y autoritarismo, para removerlo a la vez de que buscando reestructurar la fiscalia para debilitar su rol. Nada es casualidad. Intentan eliminar todas las tensiones dentro de la misma institucionalidad actual que pueda implicar un cuestionamiento a la impunidad militar, o un contrabalance a la correlación política de fuerzas conservadoras que gobierna.
Es necesario confrontar abiertamente desde el Movimiento Popular estos avances reaccionarios, planteando que implican en si mismo un deterioro de las libertades y derechos; a la vez que en el proceso disputándole los símbolos y significantes a la derecha. El movimiento obrero fue protagonista de la resistencia a la Dictadura y defensa de los DD.HH., ha sido el primero en defender la soberanía en todas sus dimensiones y siempre está en primera línea para ser solidario con las penurias de nuestro pueblo.
Este 14 de agosto tenemos una gran oportunidad de convocarnos y movilizarnos, en una fecha que en si mismo es una manifestación antifascista pues recuerda a los Mártires Estudiantiles. Pero también siempre ha sido una movilización reivindicando presupuesto y la defensa de la Educación Pública, relevantes en estos momentos donde es clave defender lo publico, lo común, los derechos; frente a los recortes, la privatización, el mercado.
Alcides Garbarini