Sobre el FEMINISMO y otras verdades.
Si ya te pusiste los lentes violetas, no sos la principal destinataria de este artículo, no está dirigido a vos salvo como oportunidad y herramienta, para leerlo con la compañera que todavía no y juntas profundizar conceptos y desmitificar cucos.
El FEMINISMO es un movimiento social que busca lograr para la mujer, efectivamente los mismos derechos que los hombres en sociedad y ante la ley.
Si bien hay distintas tendencias dentro del feminismo, con las que cada una podrá estar más o menos de acuerdo, toda mujer debe reconocerse a sí misma FEMINISTA si considera que merecemos igualdad de derechos y oportunidades que el género masculino.
Hay muchas cosas que son erróneas y “se dicen por ahí”, como por ejemplo que el feminismo y las feministas estamos contra los hombres, que queremos “poder” y que las feministas no somos machistas.
Todas y todos somos, en mayor o menor medida MACHISTAS. Es imposible no serlo, aún inconscientemente, cuando la sociedad lo es desde hace miles de años. Esta sociedad ha sido y sigue siendo PATRIARCAL, ya que hace menos de 100 años las féminas no teníamos ningún derecho y éramos propiedad de los hombres.
Una mentira que nos venden es la contraposición FEMINISTA vs FEMENINA. Todavía hoy seguimos escuchando mujeres que dicen ser femeninas no feministas, claramente a nivel social se les hace pensar que cuando hablamos de igualdad, hablamos de que nos crezcan pelos en el pecho y nos salga un pene entre las piernas. No hay nadie que plantee que somos iguales, lo que se plantea es que tenemos las mismas capacidades, y peleamos por los mismos derechos y las mismas oportunidades a nivel social y legal.
Ser Feminista no es una moda contemporánea fruto de la masificación de las redes sociales, no nace en facebook, twitter o instagram, si bien estas redes nos bombardean con mensajes feministas y antifeministas, la realidad es que el movimiento feminista viene peleando y conquistando los derechos que hoy tenemos desde no hace tanto tiempo.
Mujeres como vos, no hace tanto, lucharon y conquistaron los derechos que hoy tenemos, y nos parecen naturales y obvios.
En 1948 se aprueba, en Uruguay, la Ley de Derechos Civiles de la Mujer, reconociendo nuestros derechos , esto en la letra de la ley, si bien fue un avance, que la sociedad lo internalice costó muchos años y sigue costando.
Hasta hace menos de 100 años a las mujeres uruguayas se les negaba el derecho a la educación, al voto, al divorcio por su voluntad, no teníamos potestad y derechos sobre los hijos, entre otros. Las mujeres debían ser preparadas para realizar las tareas de la casa, para el matrimonio y los hijos, la “educación” de las niñas era a esos efectos.
La mujer era considerada “capitis diminutio”, expresión latina que significa “cabeza disminuida”. Se creía que no podía pensar o decidir por sí misma, pasando del padre al marido, no concibiendo la idea de una mujer sin un hombre que la “cuidara”
Hoy en día las mujeres somos educadoras, carpinteras, legisladoras y cualquier cosa que decidamos ser, pero la sociedad nos sigue poniendo resistencias. Aún sigue siendo difícil estudiar profesiones y oficios que aún no se consideran propios del “sexo débil”, y ejercer y sobrevivir en un mercado laboral reservado socialmente al sexo masculino se hace cuesta arriba.
Decidamos lo que decidamos ser, los cuidados del hogar y de los hijos recaen sobre nuestros hombros y en la mayoría de los casos es percibido como lo “natural”, hoy en día y todavía se nos pregunta en las entrevistas de trabajo si tenemos hijos y esto influye en la decisión del empleador, seguimos en muchos casos teniendo sueldos más bajos que un hombre, para el mismo cargo y con igual curriculum o mejor.
Hasta octubre de 2017 el asesinato de una mujer por su pareja era juzgado por quienes aplican la ley, como “crimen pasional”, hasta hace poco una mujer denunciaba maltrato y no era escuchada ni protegida.
Cuando gritamos “ni una menos” porque nos matan por ser mujeres, se nos dice “todos menos”, no entienden que nos importan y mucho todas las muertes, pero al vecino lo mataron para robarle, no lo mataron por ser hombre, esa cajera baleada podría haber sido un cajero.
En 2017 murieron 5 policías a manos de delincuentes, y 29 mujeres a manos de sus parejas, ex o familiares hombres. Claramente es más peligroso ser mujer en casa que policía en la calle.
Las mujeres morimos porque hoy sigue existiendo la percepción de que somos propiedad de un hombre, que nos mata porque puede. Cuántos casos de mujeres que asesinan a sus parejas porque las quieren dejar o porque les fueron infieles ocurrieron en los últimos años?
Cuando escuches “MUERTE AL MACHO” nadie está planteando salir a matar hombres, las feministas no estamos en contra del género masculino, esta consigna quiere “matar”, terminar, eliminar de la sociedad al concepto del “macho” como ser supremo y dueño de la vida y la muerte de las mujeres que lo rodean, poseedor de derechos sobre las mujeres, concepto que todavía hoy sigue existiendo, por eso las mujeres son golpeadas, maltratadas y matadas por sus parejas y exparejas.
El feminismo en la lucha por la igualdad es atacado con epítetos como “FEMINAZI”, pero hoy las mujeres seguimos siendo golpeadas y asesinadas a nivel mundial por el solo hecho de ser mujer, “su” mujer, sin embargo cuando levantamos la voz se nos compara con el Nazismo, como si fuéramos las mujeres las genocidas que matamos hombres por ser hombres y no a la inversa.
Hoy en la Udelar vemos que en los casos de acoso laboral hay amplia mayoría de mujeres denunciando. Y siguen habiendo casos de acoso sexual, que cuando son sancionados por las autoridades, no son percibidos como un delito sino como una falta. Se destituye a quien se le comprueba un robo pero a quien se le comprueba acoso sexual hacia una compañera, como mucho se le suspende, en el mejor de los casos.
Esta no es una pelea por privilegios de género, es fundamental ser conscientes que los derechos con los que nacimos son fruto de la lucha de otras mujeres y que todavía tenemos mucho por lograr para cambiar la sociedad, y este cambio empieza por nosotras mismas. Nuestro compromiso tiene que estar
en la educación de nuestros hijos, nuestras parejas, nuestras compañeras y compañeros de trabajo y nosotras mismas. Nuestra pelea es no reproducir el machismo en el que estamos inmersas y eso se hace en casa, en el lugar de trabajo y en la calle. Tenemos la tarea de analizar y corregir nuestras actitudes, educar en valores antipatriarcales y seguir luchando por nuestros derechos todos los días.
EL 8 DE MARZO LAS TRABAJADORAS NO DOCENTES DE LA UNIVERSIDAD PARAMOS 24 HORAS Y NOS COMPROMETEMOS TODO EL AÑO A LUCHAR PARA QUE SE RECONOZCAN Y SE RESPETEN LOS DERECHOS DE TODAS MUJERES.
Si no luchamos juntas, nos matan por separado!
(Artículo de Carla Couto)