Las economías capitalistas evolucionan mediante ciclos alternando momentos de crecimiento productivo con otros de estancamiento y aún retroceso.
En los países dependientes las fases suelen ser más acentuadas. En casos de mayor apertura externa las etapas de crecimiento se aceleran y los impactos negativos generan crisis más agudas.
Uruguay no es la excepción. Las fases de fuerte incremento del PBI, como finales de los setenta y gran parte de los noventa se alternaron con fuertes crisis a comienzos de los ochenta y del dos mil.
Desde 2005, el incremento del PBI fue más intenso y su duración más larga de lo habitual. Los servicios, inversiones extranjeras directas y la actividad en zonas francas impulsaron las cifras. Con menor prensa también crecieron las ventas de tierras y empresas, la deuda pública, las deudas privadas..
Como durante las “tablitas” previas, el retraso del tipo de cambio, impulsó el comercio importador. Elevadas tasas de interés medidas en dólares fomentaron el ingreso de capitales especulativos. La conjunción de entrada de divisas por compra de tierras y empresas, con el crédito en expansión fomentó la demanda el comercio interno y servicios conexos. Se sumaron mega inversiones en zonas francas. UPM, Montes del Plata, empresas químicas, que inflaron cifras.
Todos estos factores contribuyeron a extender y profundizar la fase de auge, pero acentuando las contradicciones típicas en estos procesos. La evolución del precio del dólar por debajo del promedio de precios provoca inflación en dólares quitando competitividad a las exportaciones. Deudas privadas y concentración de riquezas reducen el mercado interno.
No es casual entonces que los últimos años, el aumento del PBI, se reduce al impacto de las zonas francas que difícilmente puedan considerarse parte real de la economía uruguaya y de las telecomunicaciones más parecidas a consumo que a producción.
El lado oscuro” del proceso permaneció relativamente oculto igual que en los casos anteriores. La pérdida de patrimonio, las remesas de ganancias hacia el exterior, los balances comerciales negativos, el fuerte endeudamiento público.
Las contradicciones del modelo se evidencian y la reducción de precios y demanda externa golpea la actividad económica. Industria, agro, construcción, comercio redujeron su actividad. Los datos oficiales indican un crecimiento del PBI del 1% durante 2015. Si eliminamos el efecto Montes del Plata, podemos hablar de descenso.
Todo indica que parece comenzar un nuevo ciclo.
GOTITAS DE ECONOMÍA
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El primer trimestre de 2016 los precios medidos por el promedio del IPC aumentaron 5.16%. En tres meses se superaron los promedios del rango meta del 5% previsto por el gobierno uruguayo para todo el año. Lo malo que las pautas salariales se basaron en ese supuesto.
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En los dos primeros meses de 2016 la producción industrial aumentó un 2.5% respecto al mismo período del año anterior. Sin registrar la refinería de ANCAP hay un descenso del 1.3%. Si descontamos las zonas francas la reducción del producto industrial es notoria. El promedio de horas trabajadas descendió algo más del 8%.
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La tasa de empleo en febrero de 2016, fue de 58.3% En el mismo mes de 2015 fue de 58.8 % y en el 2014 de 61.1%. En dos años se perdieron más de 50.000 puestos de trabajo. La tasa de desempleo trepó al 8%, pese a que los métodos del INE, tienden a rebajar las cifras.
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La baja del dólar en Brasil, el aumento de los encajes bancarios y de las tasas de interés pagadas a los acreedores en pesos del Estado uruguayo determinaron ventas de dólares y descenso provisorio del precio de la divisa en el país. También contribuye en esa dirección la política monetaria de Estados Unidos. Casi todos factores puntuales que no creo que a la larga cambien la tendencia al aumento
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La producción automotriz en Argentina se redujo un 18% el primer trimestre de 2016.
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Los denominados ”Panamá papers”, revelan la presencia en paraísos fiscales de empresas de diversos gobernantes aliados de Estados Unidos, entre los que se encuentra Macri. ¿Cuál es la ruta de su dinero?